Tan bello, tan magestuoso, tan olvidado.
En esta Mendoza con todos los problemas que tenemos olvidamos a un centro de atracción mundial, simplemente por encontrarnos con nuestras mentes puestas en la lucha de quién mandará en los próximos cuatro años.
Una verguenza con tinte internacional.
Realmente nos gustaría saber si existen mecanismos de traspaso de poder que no afecten realmente a la gente que le está poniendo el pecho a Mendoza en los distintos rubros del turismo mundial.
Prestadores de servicios, Empleados, Guías, Asistentes, Guardaparques, Policías rescatistas, etc. todos ellos siguiendo el desarrollo de una cadena de situaciones tan absurdas, tan poco serias, que producen un mal presagio para la provincia.
El turista extranjero en su retorno a su país de origen traspasa sus malas experiencias en el cerro más alto de América y seguimos perdiendo credibilidad.
Sentimos verguenza ajena.
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